Paraiso 2000

Existe un Paraíso de Luz, sin ruido, donde hay árboles de vida, y entre ellos flores de loto. El viento roza los elementos desnudos, mientras mueve las alas del destino. Todo está reflejado por un Sol donde los ángeles, juegan con los pensamientos de los Dioses y los convierten en almas. Allí mismo, empieza un Arco Iris que llega hasta el infinito, donde esta la Cascada Azul. En su base, la Luna se refleja y nace el Río Blanco, que fluye hasta llegar al Mar de la Vida, donde terminan las almas vestidas con cuerpos humanos al haber sido arrastradas por la corriente.

En la Cascada Azul, emanan a borbotones los pensamientos de las almas, que se convierten en deseos y presentimientos cuando caen al Río Blanco. Al llegar al Mar de la Vida, se convierten en sueños y sentimientos para que las almas los puedan ver, sentir tocar y coger, pero pocos serán los pensamientos, sueños y deseos, que llegarán sanos y salvos a cada alma, puesto que muchos de los cuerpos de las almas, estarán preocupados por nadar en el Mar de Vida.

Seguir el camino inverso desde el Mar de la Vida hasta el Paraíso de Luz, solo se hace cuando el alma se va del cuerpo en el Mar de la Vida. Se evapora y vuela entre las nubes del cielo para retornar al origen. Es preparando ese viaje, cuando la vida sonríe a cada paso, donde la felicidad existe.

Este fluir, lo hacen todas las almas sin saberlo, es un círculo que recorren una y otra vez, hasta que, cansadas las almas, escapan del fluir de este ciclo, y forman parte del Todo que nos Rodea. Ése es el final real del camino que hay que recorrer, pero, para llegar allí, hay que conseguir superar las pruebas que nos pondrán los Dioses cuando nos guíen a través de la Tierra, Mar, Fuego y Aire.

Sólo aquel que se convierta en parte del Todo, es digno de besar el suelo que pisa.

Sólo aquel será digno de tenerte en su regazo.

Sólo aquel será digno de poseer tus deseos.

Sólo aquel será digno de la gran madre que nos guía sin saberlo.

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